jueves, 31 de julio de 2008

Mariposas en el estómago


Odio la expresión "mariposas en el estómago". Me parece de lo más cursi. Pero describe más o menos lo que siento. Y no precisamente en su vertiente positiva.

Siento mariposas en el estómago de nervios, como cuando vas a tener un examen, que no resulta muy estimulante precisamente. De momento es leve y esporádico, pero me temo que la cosa vaya creciendo. Hoy noto más ansiedad, más tensión. Más mono. Leve, pero mono.

Ya empiezan a apremiarme las ganas de conectarme y decirte algo. De llamarte y hablar contigo. ¿Será porque hoy hace ya una semana que no sé nada de ti? Aun puedo contenerlas, pero temo que se me hagan incontrolables con el tiempo.

Tu geisha



miércoles, 30 de julio de 2008

¿Me engaño?

Hoy también ha sido un día relativamente fácil. De nuevo conectada a gmail permanentemente, pero entretenida con unos y otros. Hoy ya me pedían que empezara el concurso musical.
Así que tengo una sensación muy extraña. No he llorado ni una sola vez desde el fin de semana y me siento bastante tranquila, no tengo nada de ansiedad. Y me resulta de lo más extraño.
Sin embargo, por la noche, un pequeño incidente sin importancia en la ducha --otro más en dos semanas-- ha hecho que empezara a llorar y no pudiera parar. Aparentemente lloraba por accidente, que además mañana quedará arreglado sin dejar huella, pero yo creo que se abrió la compuerta que está cerrada en alguna parte de mi cerebro. ¿Quién la ha cerrado? porque yo no he sido...
Odio las penas del corazón, aunque es cierto que tienen su lado dulce, pero no sé qué me pasa que estoy tan tranquila. Me preocupa... Y me provoca un intenso vacío peor aun que la pena.
Tu geisha

martes, 29 de julio de 2008

Yo, yo, yo...


Después de tanto tiempo pendiente de otras cosas y de otros, he decidido que comienza una nueva etapa en la que me voy a dedicar a mi, de nuevo. El dinero y el tiempo que me ahorre sin tí en mi vida lo voy a invertir íntegramente en mí. Sé que eso aumenta mi autoestima y me hace sentir bien, a gusto, así que voy a ello, aunque me cueste.
Y he empezado cuidando especialmente lo que me pongo cada día. Se acabaron la primera camiseta del montón y los vaqueros. Faldas, blusas, piratas, con pendientes, pulseras y otros complementos que dejen traslucir a los demás que cuidas tu aspecto y que te importa cómo vas.
Ahora me fijo más. Por la calle con mi/tu iPod, eterno acompañante, y con esa forma de andar que dices que te pone tanto, me parapeto detrás de mis gafas oscuras y me doy cuenta de que me miran. Será el pelo largo que, según tú, es lo que impide que sea invisible, será la forma de andar, será lo que sea, pero me miran. Y eso sube la moral. Incluso dicen alguna cosa, y eleva la autoestima.
Dirás que es poca cosa, pero resulta estimulante no resultar transparente para muchos de los que me rodean o que me cruzo por la calle.
En el trabajo, después de las risas de ayer recordando "los hechos de Chuck Norris" y tontás de Muchachada Nui , rescaté un juego online de reconocer canciones de series de televisión con un pequeñísimo fragmento. ¡Qué hallazgo! Empezamos jugando cuatro y acabamos diez picados.
Cada día una novedad para mantenerme entretenida, aunque sigo mirando el correo de gmail por si apareces.
Por cierto no te he dicho que finalmente estamos con los papeles del divorcio, ¿verdad? Ya está en marcha...
Tu geisha

lunes, 28 de julio de 2008

Prueba de fuego


Después del limbo del puente, hoy vuelta a la "normalidad". ¿Cómo afrontar la rutina sin estar conectada de una u otra manera a ti? Sinceramente tenía curiosidad, además de cierta ansiedad, por saber cómo iba a solventar la situación.

Quizá haya sido la desconexión de estos tres días de fiesta, quizá porque la situación está más relajada en el curro, el caso es que ha sido muchísimo más fácil de lo que esperaba. ¡Tanto tiempo, cuando me planteaba dejarte, echándome para atrás el miedo al "mono" del día a día sin tí en mi ordenador! Y, sin embargo, ha sido muy sencillo. No sé si será la novedad, pero he estado muy tranquila. Ha sido divertido porque he interactuado mucho más con mis compañeros e, incluso, es curioso, me han dicho "¿qué te pasa hoy, que estás especialmente inspirada?". Es evidente que la 'creatividad' que usaba contigo la escatimaba a los compañeros.

Con el relajo que permite el verano, hemos empezado a tener tertulias sobre los temas más diversos, y resulta gratificante, porque no estoy pendiente de que no estamos en contacto. No te oculto que tengo abierto el correo de gmail y miro casi compulsivamente 50 veces al minuto a ver si apareces y que en ocasiones tengo la tentación de ponerme visible por si estás ahí agazapado, incluso de mandarte un correo para recuperar el contacto como otras veces. Cada vez que veo algo que antes compartía contigo (vídeos, comentarios, cotilleos...) tengo el impulso de mandáterlo. Pero aun puedo contenerme.
S. está convencida de que antes o después te conectarás, que esté atenta a la pantalla, pero no he visto en ningún momento tu lucecita verde en el correo. Ya sé que no dirás ni mú nunca más. Pa cojones los tuyos.

Bueno, eso me servirá para ganarme una cena caríiiisima. El otro día S. me dijo que no le cabía la menor duda de que darías señales de vida. Y se apostó una cena "en un sitio caríiiisimo. Me pienso pedir ostras", me dijo. No sabe que lo va a perder. Y que yo no voy a pedir ostras. ¡Lo que me faltaba! Si al menos me fuera a salir una perla...


Tu geisha




Prueba de fuego llamabas a la primera vez que nos vimos. Pase lo que pase, sé que nunca olvidaré ese día -ni tantos otros- y todo lo que sucedió. Fue un "interesante" comienzo que nos permitió conocernos mucho mejor ambos. Y no olvidaré ese primer/segundo beso en la ventana ante las cúpulas de observatorio astronómico del Retiro y el Jardín Botánico preludio de taaantas cosas juntos. Ni todo lo que sucedió después...

domingo, 27 de julio de 2008

¡Mola mazo!

Sigo. Mi adicción a la música como banda sonora de todos mis movimientos a veces se convierte en una tortura.

Salgo de Ikea por fin. Me meto en el coche y quito el CD de cuentos. No estoy de humor para oirlo por enésima vez. Se ha movido el dial (acaba de venir el coche del taller y me han soplado 377 leuros por la revisión) y en la radio está una emisora desconocida de esas de música constante.

Cierro los seguros, me pongo el cinturón y arranco. Cuando me quiero dar cuenta, Camilo Sesto me espeta: "una historia compartida es una huella que no se olvida, amooooor. Lo cierto es que no puedoooo vivir sin tiiiiii". ¿Pero qué le pasa al mundo? Estoy por buscar la cámara del reality que tienen que estar haciendo conmigo esta tarde.

Y... ¡¿Qué hace Camilo Sesto viniendo del pasado a torturarme?!

Pero ya es tarde, mi lado masoquista se ha enganchado completamente. Debe de ser un especial de sus grandes éxitos: "Vivir sin tiiiiiii es no vivir, alimentando la esperanza que vuelvas a miiiiii... Vivir sin ti es algo más que sufrir, es ver la cara del destino riéndose de miiiiiii...". Y ahí está mi cara, en el espejo del quitasol. ¿Se ríe de mí? No lo sé, pero aunque lleva gafas sé que me está mirando. No sé con qué intenciones.

Ahora ataca con "que no me falte tu cuerpo jamás...". ¡Diosss! "No dejaré de quererte jamás. Jamás, jamás he dejado de ser tuyo, lo digo con orgullo, tuyo nada máaaaassssss... porque hasta en sueños te he sido fiel". Uuufffff....

Ya estoy expectante por cuál será la siguiente. Y no defrauda. Con esos arreglos orquestales grandiosos, "cuánto esperé lo que nunca llegóooo, una caricia, una fraaaase de amor, como un regalo llegaste a mi y sin abrirlo siquiera te perdíiiiii. (...) Todo te entregué y por eso te perdí y la vida me cambió toooodoooo por naaaadaaaa".

Arreglos de flauta, pastoriles, para otra joya: "hoy, como mañana y como siempre, de enero a diciembre, una cama blanca como la nieve, será nuestro refugio de seis a nueveeeee (¡qué más hubiéramos querido!). Tiempo de amor, amor a oscuras (y pienso: bueno, esto no, que tú eres más de luz de quirófano) (...) ese amor que vive en penumbra. A escondidaaaaas, tengo que amarteeee, a escondidaaaas, como un cobardeeeeee".

Llegada a este punto estoy totalmente entregada a la experiencia. ¿Qué vendrá ahora? Espero ansiosa la siguiente. "Un adiós sin razones, unos años sin vaaaaloooorrrrr". ¡Qué fuerrrte! "Me acostumbre a tus besos y a tu piel color de miel, a tu risa y a tu ser (...) Algo de mí, algo de mí se va muriendo (...) te vas amor pero te quedas porque formas parte de mí y en mi casa y en mi alma hay un sitio para tíiiiii".

Me froto las manos, sólo mentalmente y sin soltar el volante, pensando que aun estoy a mitad de camino y me pregunto si se mantendrá el nivel hasta llegar a casa. Juzga tú mismo: "siempre me traiciona la razón y me domina el corazón, no sé luchar contra el amor. Ya no puedo más, ya no puedo más, siempre se repite esta misma histooooriaaaa, estoy harto de rodar como una noriaaaaa. Vivir así es moriiiiir de amooooor y por amor tengo el alma heriiiiidaaaa, por amor no quiero más vida que su vidaaaa, melancolíaaaaaaa. Soy mendigo de sus besos, soy su amigo y quiero ser algo más que eso, melancolíaaaaaa".

Este tío es un filón. "Perdónameeeee, si pido más de lo que puedo dar, si grito cuando yo debo callar, si huyo cuando tú me necesitas más. Perdóoooonameeeee, perdóooooonaaaameeee, perdóoooonameeee, si hay algo que quiero eres túuuuuuu. Perdóname si los celos te han dañado alguna vez, si alguna noche la pasé lejos de tí en otros brazos otro cuerpo y otra piel, perdóooonameeee si no soy quien tú mereces, si no valgo el dolor que has pagado por mí a veceeeees". Y me pregunto: ¿habrás pensado esto alguna vez?

¡Huy! Y ahora acompañado, en plan Marc Anthony y JLo de la transición: "callaaaadaaaa (susurra Angela Carrasco) aguardo tu llamaaadaaa, espero en celo tu llegada, me abrazo fuerte a la almohada, me embriago de su perfume que huele a nuestras noches de amor. Callada (contesta EL) perdonas con ternura todas mis locuras y aunque sé que nada ignoras y que por mis errores lloras no soy capaz de cambiaaaaar".

"Y a pesar de todo y a pesar de todo te sigo queriendooooo", se envalentona ella. Si es que las que nacemos tontas...

Ya estoy en casa, pero no puedo parar porque él sigue. Me quedo escuchando dentro del coche en el garaje. Ahora con música de funeral, con coro y campanas tocando a difuntos incluidas. "Me duele más dejarte a ti que dejar de vivir, me duele más tu adiós que el peor castigo que imponga Dios. No puedo ni te quiero olvidar, ni a nadie me pienso entregar, sería inútil tratar de huir porque a dónde voy te llevo dentro de míiii... El amor de mi vida has sido túuuuuu (...) ¿por qué me das libertad para amar si yo prefiero estar preso de tiiiiii...?".

Otra más... Esto es un festival de la alegría y el buen rollo: "Quererte a ti es conjugar el verbo amar en soledad (qué original) un te quiero sin respuesta y no querer ver que mis caricias te molestan. Quererte a tí es querer ganar el cielo por amor, es haber perdido el miedo al dolor, es luchar contra nadie en la batalla y ahogar el fuego que me nace en las entrañas, quererte a ti es callar y aguantaaaaar. Alimentar la palabra ternura, y esconder mis lágrimas en las espaldas de noches en blanco y a oscuras, lágrimas de celos y dudas. De nada sirve que yo te llore, de nada sirve que yo te implore, hasta cuándo y hasta dónde tengo que esperar...".

No puedo más, tanto desamor me va a matar. Voy a hacerme un bocadillo de jamón con tomate, a ver si vuelvo a la realidad, que tanta amargura y tanto edulcorante juntos van a acabar con mi estómago.

Y de repente me doy cuenta de lo peor, que ya me hunde sin remedio: ¡¡¡¡ME SABÍA TODAS LAS LETRAAAASSS!!!

Tu geisha

PD: pero, claro, si es así, me surge una terrible duda: si me sé todas las letras ¿cómo he caído en los errores de los que ya Camilo me advertía desde mi adolescencia?!

Si es que Camilo mola mazo


sábado, 26 de julio de 2008

¿Y ahora cómo te olvido?

Salgo del cine con mi bolso de Mango, mis sandalias de Zara y mi vestido de H&M. Me pongo las gafas y salgo toda airosa. No soy Carrie, pero detecto que también me miran, a pesar de tener su edad pero no su armario. Eso sube la moral.

Aun el sol está alto y no es momento de volver al cubil. Barajo varias posibilidades y me decanto por Ikea (¡!) que hace mucho que no voy, porque si (era mi otra opción) me marcho a las rebajas, en mi situación habría sido un verdadero cataclismo que sumar a mis cuitas.

Me he dejado el iPod en casa y me fastidia. Me gusta pasear por estos sitios con mi propia banda sonora. Pero me doy cuenta de que es mejor así, porque si no me seguiría machacando en mi miseria sentimental con 'Tadjabone' http://http//es.youtube.com/watch?v=7lTHiObYX1o&feature=related, de 'Todo sobre mi madre'. Dios, cómo me pone esa canción....

Me bajo del coche y por todo el parking de Ikea un tipo canta por megafonía: "... y ahora ¿cómo te olviiiidoooo. Me siento taaaan perdiiiidooooo". ¡Toma ya! ¿No quería banda sonora? Y por más que apresuro el paso para escapar de esa tortura, él sigue: "empezó como un juego escondidos de los demás. En tu mundo soy el secreto que tienes que ocultar (¡¿pero qué he hecho yo para merecer esto?!). Lo que hicimos por vernos nadie lo puede imaginar. Yo quisiera cuando te tengo podernos escapar. tu amor es mi mal...". Luego he visto que es de un tal Fonsi, no Nieto http://http//es.youtube.com/watch?v=5lL2Vc8_LRQ

Al fin escapo de la pesadilla y entro, para darme cuenta de que tampoco ha sido una buena elección. ¿Cuántas veces hemos paseado por el Ikea de Sevilla? Durante un tiempo fue una tradición, junto con La Casa del Libro. Y siempre para que compraras velas. Ni más ni menos que bolsas de ¡cien cabitos de vela! ¿Para qué coño quieren cien cabos de vela una pareja de... sólo amigos sin sexo?

Invariablemente, las velas estaban en la lista. Un día leí una, escrita por ella, supongo. También había anotado, que yo recuerde: un popurrí de flores y una bombilla de "culo canijo". Definitivamente, eso no iba por mi...

Así que ahí, entre la caja Flort, la percha Propp y el organizador Jäll me di cuenta de que la visita iba a ser otra tortura, y no por tener que seguir los pasillos llenos de gente. Ahí estaba la cafetería, donde desayunamos aquellas extrañas mañanas rodeados de señores con mono (de trabajo); unos Kramfors como los míos, donde tú quisiste... y no pudo ser; un mosquitero como el que tienes en tu cama (y la de ella) ¡y a mitad de precio! (6,95 euros); la sección de los cubos de basura para reciclado que miré para tí (y para ella) porque no los encontrabas en Sevilla...

Al final sólo compro esa cebolla frita para las ensaladas que miraste con recelo la primera vez que la viste en mi cocina y después te comías a cucharadas directamente del bote.

Y entonces, andando entre la gente, de repente me doy cuenta de que tengo la cara muy seria. Lo siento físicamente. No sé qué percibirán los demás, pero desde dentro noto mi cara extremadamente seria, triste. No lloro pero mi cara expresa todo lo que llevo dentro. Como una máscara. O yo así lo siento.

Tu geisha

P.D.: Sé que hoy estás donde siempre me llamabas a esta hora. No lo has hecho. Ni lo harás...


Pase privado de ¿sex? in the city

48 encerrada en casa en mitad de un puente de verano con esta melancolía y este mono de tí no pueden ser buenos. Dos días tumbada en la cama, con el portatil y los móviles a mi alrededor encendidos permanentemente. Y aun queda otro día más antes de que la rutina me saque de este cautiverio voluntario.

Es demasiado incluso para mi. Aunque estoy serena no puedo pasar estos tres días cocinándome en mi propia tristeza, en mi mono pegajoso. Tengo que salir, pero no quiero estar con nadie. Prefiero disfrutar de esa escasa libertad de estar sola para decidir qué me apetece hacer en cada momento sin tener que contar con nadie. Y sobre todo no tener que hablar. Sólo llenar mi cabeza de otras cosas totalmente ajenas a mi.

Me voy al cine. Pero hay que tener cuidado. No puede ser nada sentimental. Bajo ningún concepto puedo ver nada que me haga recordar. Una de terror sería demasiado, una infantil está completamente descartada y para una de risa no estoy de humor. Tiene que ser algo ligero, estimulante si fuera posible, que no obligue a pensar...

Busco en la cartelera y... 'Sex in the city'. Es lo único que cuadra con mis necesidades. No he leído la sinopsis de la película y nunca he visto la serie, pero habría que ser de Júpiter para no saber que es de frívolas, moda, apartamentos de lujo, Nueva York... Ideal para echar un rato sin pensar nada demasiado profundo.

En la vida habría ido a ver una película así. Y entré con el pensamiento de que eran los siete euros peor gastados en un cine de toda mi vida. Y aun así decidí entrar. Total, iba sola y nadie se iba a enterar...

Y cuando digo nadie es nadie. Me lo temía todo el tiempo y se cumplió: entré en la sala de proyección sólo cuatro minutos antes de que empezara la película y no había nadie. Y nadie entró después... Se convirtió en un pase totalmente privado para mi de 'Sex in the city'. Tanto es así que yo creo que, por despecho, ni me pusieron anuncios. Directamente al grano con Carrie y sus pijas amigas... ¡Cuantísimo honor! Me sentí casi tan especial como las protagonistas.

La peli cumplía mis expectativas: maravillosos trajes, zapatos de vértigo, apartamentos de otro mundo... hasta que empezaron las rupturas, las reflexiones sobre el amor, las traiciones, el abandono... ¡¿no era SEX in the city, por el amor de Dios?!

Qué peli tan artificial, tan previsible y tan poco realista y, sobre todo, qué putada de peli, que me hizo llorar ¿10?¿20 veces? por cosas que me habrían levantado el estómago de puro pastelosas en otro momento. Menos mal que no había nadie más en la sala para presenciar mis "explosiones de lágrimas".

Y, por cierto, qué vieja y qué fea es Sarah Jessica Parker. Y que... poco apropiado el novio. Mr. Big. ¿A quién me recuerda eso?

En fin...

Confieso que, por otro lado, también me dio un poco de miedo estar ahí sola en una sala a oscuras y con la puerta cerrada. ¿Y si hubiera entrado Jack el destripador en plena proyección? Nadie se habría enterado hasta que entraran los que limpian los restos de las palomitas.

Te juro que lo pensé... entre lagrimeo y lagrimeo.


Tu geisha