Es demasiado incluso para mi. Aunque estoy serena no puedo pasar estos tres días cocinándome en mi propia tristeza, en mi mono pegajoso. Tengo que salir, pero no quiero estar con nadie. Prefiero disfrutar de esa escasa libertad de estar sola para decidir qué me apetece hacer en cada momento sin tener que contar con nadie. Y sobre todo no tener que hablar. Sólo llenar mi cabeza de otras cosas totalmente ajenas a mi.
Me voy al cine. Pero hay que tener cuidado. No puede ser nada sentimental. Bajo ningún concepto puedo ver nada que me haga recordar. Una de terror sería demasiado, una infa

Busco en la cartelera y... 'Sex in the city'. Es lo único que cuadra con mis necesidades. No he leído la sinopsis de la película y nunca he visto la serie, pero habría que ser de Júpiter para no saber que es de frívolas, moda, apartamentos de lujo, Nueva York... Ideal para echar un rato sin pensar nada demasiado profundo.
En la vida habría ido a ver una película así. Y entré con el pensamiento de que eran los siete euros peor gastados en un cine de toda mi vida. Y aun así decidí entrar. Total, iba sola y nadie se iba a enterar...
Y cuando digo nadie es nadie. Me lo temía todo el tiempo y se cumplió: entré en la sala de proyección sólo cuatro minutos antes de que empezara la película y no había nadie. Y nadie entró después... Se convirtió en un pase totalmente privado para mi de 'Sex in the city'. Tanto es así que yo creo que, por despecho, ni me pusieron anuncios. Directamente al grano con Carrie y sus pijas amigas... ¡Cuantísimo honor! Me sentí casi tan especial como las protagonistas.
La peli cumplía mis expectativas: maravillosos trajes, zapatos de vértigo, apartamentos de otro mundo... hasta que empezaron las rupturas, las reflexiones sobre el amor, las traiciones, el abandono... ¡¿no era SEX in the city, por el amor de Dios?!
Qué peli tan artificial, tan previsible y tan poco realista y, sobre todo, qué putada de peli, que me hizo llorar ¿10?¿20 veces? por cosas que me habrían levantado el estómago de puro pastelosas en otro momento. Menos mal que no había nadie más en la sala para presenciar mis "explosiones de lágrimas".
Y, por cierto, qué vieja y qué fea es Sarah Jessica Parker. Y que... poco apropiado el novio. Mr. Big. ¿A quién me recuerda eso?
En fin...
Confieso que, por otro lado, también me dio un poco de miedo estar ahí sola en una sala a oscuras y con la puerta cerrada. ¿Y si hubiera entrado Jack el destripador en plena proyección? Nadie se habría enterado hasta que entraran los que limpian los restos de las palomitas.
Te juro que lo pensé... entre lagrimeo y lagrimeo.
Tu geisha
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