
Así que tengo una sensación muy extraña. No he llorado ni una sola vez desde el fin de semana y me siento bastante tranquila, no tengo nada de ansiedad. Y me resulta de lo más extraño.
Sin embargo, por la noche, un pequeño incidente sin importancia en la ducha --otro más en dos semanas-- ha hecho que empezara a llorar y no pudiera parar. Aparentemente lloraba por accidente, que además mañana quedará arreglado sin dejar huella, pero yo creo que se abrió la compuerta que está cerrada en alguna parte de mi cerebro. ¿Quién la ha cerrado? porque yo no he sido...
Odio las penas del corazón, aunque es cierto que tienen su lado dulce, pero no sé qué me pasa que estoy tan tranquila. Me preocupa... Y me provoca un intenso vacío peor aun que la pena.
Tu geisha
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