viernes, 25 de julio de 2008

¡Ya lo he hecho!


Mi alma es de geisha. Algunos la tienen de lobo, otros de niño, otros de pirata, otros de ángel... La mía es de geisha. No puedo evitarlo. Bien lo sabes...

Y sin embargo, lo he hecho. Ya lo he hecho. Meses, años advirtiéndolo y por fin, no sé con qué fuerzas, lo he hecho. Hace dos días que me despedí de tí llorando desconsoladamente por teléfono, toda lágrimas (y mocos) y apenas sin voz.
Ni siquiera pude decirtelo a la cara, como habría querido. Aunque probablemente si te hubiera tenido delante no te lo habría podido decir.

"Me va a costar muchísimo olvidarte, va a ser muy difícil sacarte de mi vida... Te quiero".

Pero lo he hecho, y no me arrepiento (¿No me arrepiento?). Tenía que ser así y así será... a pesar de que me muera por que me llames. Por que me pidas que no te deje. Por que me digas que todo va a ser distinto. Por algo que nunca va a pasar...

Ahora, a mirar hacia adelante... y con el rabillo de un ojo a los mensajes del móvil y con el otro al correo. ¡Acabaré como Marujita!



Te quiero. Aún...


Tu geisha.

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